Testimonios

Testimonio FLOR MARIA GAONA (Nuestra Fundadora CDM)

Flor Gaona nació en un pequeño pueblo en la provincia de Loja, ubicada al sur de Ecuador. Es la última de siete hermanos y tiene un hermano menor solamente por parte de madre, fue educada dentro de una familia católica.

Su padre por ignorancia e inocencia fue a parar donde los brujos; error que cambiaría el destino de toda su familia. Este hecho afectó gravemente la salud de su madre y de su hermano mayor con tan solo 18 años de edad, lamentablemente ningún médico los pudo curar.

A la edad de tres años, pierde a su padre; este incidente empujó a sus hermanos mayores a dejar el hogar en busca de un mejor bienestar, quedándose sola junto a su madre y hermano, ambos enfermos. 

A sus 18 años de edad se mudó a la capital, Quito. Después de tres años contrae matrimonio con Juan Vega; en esta misma ciudad nacieron sus tres hijos.

En 1995, su esposo decide viajar a la ciudad de Londres, Inglaterra, quedándose sola con sus hijos aun pequeños por alrededor de 8 años, tiempo durante el cual pasó muchas dificultades tratando de llenar vacíos y sanar heridas.

En septiembre de 1999 como ella relata: “Mi Señor Jesús vino a poner su santísimo dedo en mis heridas para curarlas desde la raíz”. Flor a través de recibir humillaciones verbalmente hasta ser abofeteada, instante en el que quedó inundada de una presencia de Dios y en su cabeza y corazón retumbaban este mensaje: “Presenta tu mejilla izquierda al que te abofetea la derecha y al que te arma pleito por la ropa  entrégale también el manto, si alguien te obliga a llevar la carga pesada llévaselo el doble de lo que te pida, al que te pida algo no le vuelvas la espalda al quete solicite algo prestado, dáselo”, (Mateo 5, 39-42). Y fue con este mensaje que recibió el llamado del Señor a la conversión

Al mes de haber recibido su llamado ingresó a Caritas en la Iglesia del Espíritu Santo en San Bartolo, al sur de Quito, donde se integró a un grupo de oración, se reunían una vez a la semana, prácticamente allí empezó su vida espiritual, recibiendo curso bíblico por dos meses como preparación para evangelizar en las calles. También siguió un curso para catequista que lo ejerció, pero no por mucho tiempo. Además, ayudó a dar enseñanzas a padres de familia y a otras personas; durante este tiempo conoció gente de Dios junto a sacerdotes y catequistas en medio de la Renovación Carismática. 

Permaneció en esta Comunidad alrededor de cuatro años, donde también a través de retiros y seminarios de vida en el espíritu y crecimiento recibió enseñanzas acerca de la misericordia de Dios y ayuda al prójimo por parte del Párroco. Parte de este aprendizaje fue atender a personas de la tercera edad, evangelizarlos y ayudarlos con víveres, también ayudaban a madres solteras y a los niños pobres, sobre todo en Navidad. 

Asimismo, en su barrio Flor junto con otras personas recorrían las calles pidiendo ayuda de casa en casa para recaudar fondos para ayudar a gente necesitada.

Por tres años, el Señor la sacudió fuertemente, permitiendo duras pruebas desde el inicio de su llamado, entre ellas aceptar y sobrellevar el dolor por la muerte de su hermano y su madre en el mismo año, aguantar humillaciones, calumnias y enfermedades.

En el 2003, su esposo adquiere la legalidad en el Reino Unido y se reúnen nuevamente como familia.

Desde que ella recibió su llamado, vivió orando y luchando por la conversión de su esposo por 5 años. Y fue a partir del año 2004 donde poco a poco empieza su cambio de vida. 

Un día mientras ella dormía, la despertó una presencia tan grande, eran las 6 am, era la Madre del Señor, quien traía consigo este mensaje: “Levántate y ora para que tu esposo no caiga en tentación”, desde entonces su esposo tuvo una conversión radical.

Entre el 2004 y 2005, Dios le concedió a Flor la gracia de vivir algunas experiencias espirituales entre esas las que más tocaron y marcaron su corazón fueron: la manifestación del Señor como Jesús el Buen Pastor, el dolor de Jesús cuando es rechazado por los demás, el darle a probar de su terrible agonía en Getsemaní y la profecía que recibe del Señor al darle su misión. 

Flor, al recibir la profecía por medio de un mensaje bíblico, entendió que un mensaje como este también iría acompañado de un apostolado al cual tendría que responder a Dios; siendo Él su única inspiración en que y como hacer las cosas, sabiendo que ella sería la principal responsable de llevar a cabo toda esta gran labor.

En julio del 2006, después de un tiempo de preparación, viajaron a Ecuador para casarse por la Iglesia.

Luego de un tiempo, tanto Flor como su esposo viendo la necesidad espiritual de los jóvenes decidieron formar un grupo carismático junto a dos grupos más que se abrieron con el tiempo, fundando así la Comunidad de la Divina Misericordia.